Cada última semana del mes de septiembre se celebra el Día Internacional de las Personas Sordas, acto central de la Semana Internacional que, desde el año 1958, organiza la Federación Mundial de Personas Sordas (WFD), que eligió esta fecha para conmemorar el primer Congreso Mundial de la WFD que tuvo lugar en septiembre de 1951.
Su objetivo es visibilizar, concientizar e informar a la población, y muy especialmente a los decisores políticos, sobre la realidad, diversidad, necesidades y logros del colectivo de personas sordas, así como hacer una llamada de atención sobre las innumerables barreras y prejuicios que dificultan sus vidas, día tras día.
En México, de acuerdo con datos del Censo de Población y Vivienda del INEGI, de 5 millones 739 mil 270 personas con discapacidad que hay en la República Mexicana, 12.1 % son sordas. Las estadísticas también revelan que 13.4% de la población sorda nace así, mientras que el 25% se queda sorda debido a alguna enfermedad, 9% a causa de un accidente, 44.5% debido a edad avanzada, y un 6.5% responde a otros motivos.
Dada la importancia de estas cifras, se busca promover la enseñanza del Lenguaje de Señas Mexicano (LSM) como primera lengua para las y los niños sordos durante su educación básica, y garantizar el acceso de la población sorda a la educación pública obligatoria y bilingüe, que comprenda la enseñanza del idioma español y del LSM. Sin embargo, sólo 21 de cada 100 sordos de entre tres y 29 años van a la escuela, y en promedio 47% nada más hasta cuarto grado de primaria.
Además, cerca del 30% de la población sorda en México no sabe leer ni escribir, por lo que su acceso a un trabajo digno y bien remunerado es muy difícil, de manera que solamente el 29.9% de dicha población es económicamente activa.
No obstante ello, uno de los grandes logros de la comunidad sorda en México ha sido el reconocimiento de la lengua de señas, y que ordenamientos legales vigentes la acepten como una lengua nacional más que forma parte del patrimonio lingüístico tanto de la nación como de la comunidad sorda, por ser tan rica y compleja en gramática y vocabulario como cualquier lengua oral. Mientras que, a su vez, dicha comunidad sigue externando sus preocupaciones y necesidades ante la urgencia de la implementación de políticas públicas, el desarrollo de campañas de conciencia y sensibilidad dirigidas al público en general en torno a la cultura sorda, así como la toma de decisiones concretas para acciones inmediatas.