Como cada año, del 1ro. al 7 de agosto, la Alianza Mundial para las acciones por la Lactancia Materna (Waba, siglas en inglés), entidad que trabaja conjuntamente con OMS y UNICEF, coordina la celebración de la Semana Mundial de la Lactancia Materna (SMLM) en 120 países, que en el año 2017 celebró su 25º aniversario.
El lema de la SMLM 2019 será: “Empoderémonos ¡Hagamos posible la lactancia materna!” y quiere servir como una plataforma para exigir normas sociales equitativas en cuanto al género, como el trabajo en equipo entre las madres y sus parejas para una lactancia exitosa así como el equilibrio del trabajo remunerado y no remunerado; además de hacer un llamado a los gobiernos, sindicatos, empleadores y organizaciones de la sociedad civil para abogar e implementar soluciones innovadoras e inteligentes que conduzcan a la igualdad de género y a mejores tasas de lactancia materna.
Las evidencias científicas muestran que la lactancia materna puede jugar un papel clave ayudando tanto a la salud del binomio madre-bebé como al enfrentamiento de las enfermedades no transmisibles. Asímismo, la lactancia materna genera una protección frente a los trastornos de nutrición, educación y pobreza, y ayuda al crecimiento económico inclusivo y a la reducción de las desigualdades.
Igualmente, se ha promovido la iniciación temprana de la lactancia materna como estrategia clave para la supervivencia del niño y por lo tanto para la reducción de la mortalidad infantil, pues según un estudio realizado en Ghana por M.K. Edmon y publicado en la revista médica Pediatrics en 2006, es posible evitar el 16% de las muertes neonatales mediante la lactancia materna desde el primer día de vida de los lactantes, una cifra que puede aumentar al 22% si la lactancia materna comienza durante la primera hora después del nacimiento.
Este tema es especialmente pertinente en África subsahariana, donde se registra la tasa más elevada de mortalidad infantil del mundo. Alrededor del 10% de todos los bebés mueren antes de cumplir un año y la mayoría de las muertes neonatales se producen en el hogar. Aunque la tasa de la lactancia materna exclusiva hasta la edad de seis meses ha aumentado en más del doble en la región desde 1990 –hasta un 30%– todavía hay cientos de miles de niños y niñas vulnerables a las enfermedades y a la muerte.
UNICEF calcula que la lactancia materna exclusiva hasta la edad de seis meses puede evitar anualmente la muerte de 1,3 millones de niños y niñas menores de cinco años.