Como una expresión de solidaridad, sensibilización y responsabilidad con África, continente que alberga a la mayoría de los refugiados del mundo, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la resolución 55/76 el 4 de diciembre de 2000, en la que declaró el 20 de junio como Día Mundial del Refugiado, haciéndolo coincidir así con el aniversario de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, ello para conmemorar su fuerza, valor y perseverancia y alentar a los gobiernos que colaboren y cumplan su deber en relación a los millones de personas que se encuentran en esta situación.
Según datos del ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para el Refugiado), organismo principal encargado de los refugiados y de los desplazados internos, actualmente hay más de 45 millones de personas refugiadas, desplazadas y/o apátridas en el mundo. De ellas, aproximadamente la mitad son desplazadas internas, desarraigadas dentro de sus propios países. Cada minuto, veinticuatro personas lo dejan todo para huir de la guerra, la persecución o el terror. Los conflictos armados, la pobreza y el subdesarrollo son las principales causas de los desplazamientos forzados de población. Situaciones que dibujan hoy en día un escenario de flagrante violación de derechos fundamentales para numerosas personas en los cinco continentes. Cuando la guerra o los disturbios civiles asolan una comunidad, la gente se ve obligada a desplazarse o simplemente emigran para proteger su vida. En estos casos más extremos, les quedan sólo dos opciones: morir a causa de la privación, de una agresión o del genocidio, o bien la vida en el exilio.
Así, cuando estas personas pierden sus hogares a causa de conflictos armados, las fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU se desplazan para proteger los campamentos en los que viven. Cuando pierden el acceso a la satisfacción de las necesidades más básicas como alimentos, agua y saneamiento, la familia de las Naciones Unidas se lo proporciona. Cuando su salud corre peligro, el sistema de las Naciones Unidas se ocupa de su protección.
Sin embargo, desde los países de acogida también existe la obligación de facilitar que quienes sufren injustamente el desplazamiento forzado, puedan tratar de restablecer sus vidas mientras el regreso a su país, o su región de origen, no garantice su seguridad. Por esta razón, en el Día Mundial del Refugiado se lanza un llamamiento de comprensión y solidaridad a toda la sociedad, para que entre todas y todos se consiga que algún día se haga justicia con las personas que se han visto obligadas a huir de sus comunidades de origen y puedan seguir disfrutando de sus derechos fundamentales.